La famosa película Sérpico, protagonizada por Al Pacino, es la historia de un policía que denunció esquemas de corrupción en la policía de Nueva York. Y en ese proceso, que fue durísimo, uno de los hitos clave fue cuando el policía, junto con otros dos colegas, se pusieron en contacto con un periodista, David Burnham, y este inició una serie de artículos en The New York Times.
El comienzo del artículo era lapidario: «Narcotics dealers, gamblers and businessmen make illicit payments of millions of dollars a year to the policemen of New York, according to policemen, law-enforcement experts and New Yorkers who make such payments themselves».
Ese artículo (original) se publicó el 25 de abril de 1970. Y Sérpico y sus colegas habían denunciado la corrupción internamente desde 1967, incluso también ante asesores cercanos al alcalde de la ciudad, pero nada pasaba.
Por supuesto, apenas se enteraron que el diario estaban por publicar una investigación de seis meses sobre el tema, comenzó el proceso de formación de comisiones, y se creó una comisión parlamentaria, la Knapp Commission, para investigar las denuncias. Lo cambiaron al área de Narcotráfico y al poco tiempo fue baleado por un criminal en la cara, al no tener apoyo de sus colegas policías. Quedó sordo del oído derecho y con esquirlas en la cabeza. Al año siguiente, se retiró de la fuerza policial.
Hasta ahora, nunca la Policía de Nueva York le realizó un homenaje, ni lo han convocado a dar conferencias a sus escuelas de formación. La medalla al mérito se la dieron sin ninguna ceremonia, «como si fuera un paquete de cigarrillos», dice Sérpico, quien vive a dos horas de Nueva York, en una muy pequeña casa sobre el río Hudson.
El periodista Burnham, abogado egresado de Harvard, escribió un paper muy interesante sobre su experiencia en la cobertura de la corrupción en grandes instituciones, y explica el caso Sérpico (Paper de Durnham)